Tardes de chocolate - Conversando con pacientes

2 semanas y un día de clase. Aún no hay mucho que contar. Tengo algunos temas pendientes y algunas entradas planificadas mentalmente desde antes de abrir el blog. Y creo que es el momento de empezar con alguna de ellas.

Esta vez, me lo han puesto en bandeja. Esta es la primera de las 5 entradas que les dedicaré a ellas... A dos patologías... ¡NO! A dos pacientes... y amigas.

La entrada de hoy servirá sólo para marcar el contexto.

Érase una vez, hace ya como 6 años... (o más, quién sabe) cuando cursaba mis estudios de 2º de fisioterapia.

Asignatura: Fisioterapia en reumatología y otros aparatos y sistemas (o  algo así. Me gustaría saber a qué  "otros aparatos y sistemas" se referían, porque básicamente la asignatura te formaba en el diagnóstico y tratamiento fisioterápico de la patología reumática)

Había 3 modalidades de prácticas clínicas: centro de salud, asociación de fibromialgia y asociación de artritis reumatoide.
Habría pagado porque me tocase en la última... En la asignatura de patología médica, ya me había resultado atractiva la patología reumática. Las prácticas en la asociación de fibromialgia tenían la fama de no ser muy "divertidas" y de poca variedad. En el centro de salud eran "más de lo mismo", ya que rotábamos más veces por ahí (artrosis, cervicalgias, lumbalgias...). 
Y por una vez y sin que sirviera de precedente, me tocó justo donde quería.
Dos tardes a la semana durante un cuatrimestre.

Llegué el primer día junto con mi compañera. Las dos fisios que había, no mucho mayores que nosotras, nos comentaron un poco la dinámica que seguían. Creo que nos asignaban un par de pacientes que serían "nuestros" para el resto del cuatrimestre.

Entonces escuché unos ruidillos de fondo. Un algarabío. Dos chicas entran en sus respectivas sillas de ruedas eléctricas y revolucionan el gimnasio en un momento. Pienso para mis adentros con muuucha fuerza: "¡por favor, que me asignen a una de ellas, por favor que me asignen a una de ellas!" (Reconozco que tenía una curiosidad infinita por saber de qué iba su caso y por tratarlas)

Y me tocó. Lidié durante un cuatrimestre con I.
Y al año siguiente estuve de voluntaria, esa vez con L.

Aprendí mucho y me reí más.
Vulneramos la relación paciente-terapeuta (algo que sucede con frecuencia en fisioterapia...) y nos mantuvimos al corriente.

Cuando me marché a continuar mis periplos por las medicinas a 600 km de su casa, una de las cosas que más eché de menos fueron las tardes de risas mojadas en chocolate caliente en su casa. Las pelis de miedo boicoteadas a golpe de carcajada... O charlar, simplemente charlar.

Aunque en algún momento nos hemos vuelto a ver, hace más de dos años desde la última ocasión. I. dice que he cambiado por las fotos: "¡¡ya no te haces trencitas!!" Y pese a las dificultades, son ellas las que van a hacer el largo recorrido para pasar 3 días por aquí.

Hablaré de las patologías que les llevan acompañando la mayor parte de su vida. Y hablarán ellas, I. y L., que de lo suyo saben mucho más que el mayor experto en la materia.

Mientras tanto, les deseo que pasen unos días geniales por aquí. Intuyo que las risas no faltarán.

Comentarios

  1. ¡Qué historia más chula!
    Cuando menos te lo esperas, encuentras buenas amistades :)

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    1. Fue en un contexto un tanto extraño. Aunque recuerdo a mucha gente y muchos nombres, no es lo mismo. jaja, pero está claro, que uno nunca espera encontrar a alguien así.
      Y son fantásticas... jeje, me han enseñado mil cosas!

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  2. :D Estoy deseando saber más de la historia! ^^

    Un besito!

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    1. Pues... teniendo en cuenta lo que pasó, al final se va a alargar un poco y todo.. jejejeje
      Para los ratos de descanso de estudio os lo dejo =)

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